En la primera mitad del siglo pasado, en el pueblo de Laguardia, aprovechando un calado subterráneo revestido en piedra de sillería rústica en el que se encontraba una antigua harinera, se fundó Bodegas Casa Juan.
Posteriormente, en los años 50, la bodega se amplió con la construcción de un edificio cerrado en bóveda con tres alturas de depósitos, con capacidad para un total de 800.000 litros.
Fue allá por 1996, cuando Araceli y yo (Ángel), volvimos a nuestros orígenes desde África, donde nos conocimos trabajando en nuestra pasión, hacer vino.
Desde entonces, continuamos trabajando en esta tierra junto con nuestra familia. Hemos aprendido y evolucionado, dedicado nuestras vidas para obtener unos vinos fascinantes, tan llenos de matices y aromas, como profundos en sabor.
Y seguimos trabajando por nuestro amor, un amor que se transmite en cada botella que compartimos y que, como hace el vino en su interior, evoluciona hasta crear algo único.